miércoles, 30 de noviembre de 2011

Crujir...Volar...

Estaba formado por un cúmulo de flores blancas. A veces parecían moverse, pensé que tal vez fuera el viento pero, el viento no había emitido sonido alguno desde que habíamos llegado. Volví a fijarme de nuevo en aquel árbol  Una de las flores pareció parpadear. Luego lo hizo la siguiente flor, y la otra y la otra...y así todas sucesivamente. Abrí mas los ojos. Una de las flores se cerró y luego se abrió, desplomándose del árbol. La flor se dirigió hacia mí. Cuando estuvo lo suficientemente cerca me di cuenta de que no eran flores blancas, sino mariposas blancas, que estaban tan quietas sobre aquel árbol que parecían florecillas. Debías fijarte muy bien para averiguar que eran. El sonido de un crujido proveniente de aquel árbol de mariposas blancas hizo que me tapara los oídos. Empezó a retorcer su propio tronco acompañado de aquel crujido tan incómodo. De repente cesó. Aparté las manos de mis oídos y quedé mirando aquel árbol. Su tronco parecía una espiral. Todo estaba en un silencio absoluto. Miré a Marina y la descubrí observando con curiosidad el árbol. Otro crujido hizo que volviera mi mirada a él. Fue tan rápido que si hubiera parpadeado me lo hubiera perdido. Pareció  haberse soltado de lo que le sostenía en espiral. lo hizo con tanta fuerza que al volver a su tronco normal, las mariposas emprendieron el vuelo debido a la brusquedad de aquel movimiento...Consigue el Libro Aqui

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