[...] hasta que apareció un hombre delgaducho con un bastón y con un cabello bastante blanco. Tenía los ojos marrones verdosos.
Amatista fue el primer personaje que hice a partir de la nada. No está inspirado en nadie, es todo ficticio. El temblor de sus rodillas, el despiste y esa sonrisa ancha que dibuja siempre que comete alguno de sus deslices le hace encantador y a la vez tierno. Sin embargo, es mucho el dolor que se oculta bajo sus túnicas blancas y sus ojos verdosos. Y Aelita tiene la culpa de ello....aunque él nunca se lo eché en cara por que aquello que hizo en su pasado fue por tener corazón humano y no de Druida...
Amatista me miró con ojos tristes y enternecidos.
Después se desplomó.
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